Por más de 50 años, el modelo logístico Just In Time (JIT) ha sido muy popular en las esferas empresariales. No obstante, la pandemia, la guerra en Ucrania y la crisis económica en curso -marcada por interrupciones en las cadenas de suministro- han cambiado esta percepción. Momentos difíciles exigen cambios y hoy en día, el modelo JIT está siendo cuestionado y revisado por los expertos en abastecimiento.
El modelo JIT provoca que las cadenas de suministro se muevan “justo a tiempo”. Por ejemplo, un conductor entrega un producto para su almacenamiento. Luego, la empresa fabricante del artículo puede enviarlo al cliente desde el almacén. Esto garantiza que el artículo llegue al almacén en el momento en que el fabricante necesite enviarlo al cliente y no antes. El objetivo es minimizar el inventario (que puede ser costoso de mantener), reducir el tiempo de entrega y eliminar cualquier desperdicio, como artículos innecesarios.
Durante décadas, la logística Just In Time (JIT) ha contado con un rival; la metodología Just In Case (JIC). Cabe destacar que las empresas que han aplicado este enfoque durante la crisis, han obtenido mejores resultados. JIC es la estrategia tradicional de mantener una reserva tanto de materias primas como de productos terminados para poder responder a un aumento repentino de la demanda. Una empresa que opta por este método incurre en mayores costos de mantenimiento de inventario a cambio de reducir las potenciales pérdidas de venta por carecer de los productos en stock.
En materia de abastecimiento, desde Wherex recomendamos adoptar un modelo híbrido que recoge los principales beneficios de ambas estrategias. Además, este modelo permite flexibilidad la cual es, en un mundo cada vez más volátil, una ventaja competitiva para las empresas.
El modelo híbrido funciona mejor cuando las metodologías JIC y JIT son contrastadas con la Matriz de Kraljic, formulada en la década de los ochenta en la revista Harvard Business Review. Este modelo nos señala que existen cuatro tipo de insumos o servicios que una empresa puede requerir dentro de su cadena de abastecimiento: apalancados, estratégicos, rutinarios y críticos.
Tratándose de los productos en las categorías “estratégicos” y “críticos”, nos referimos a proveedores que son esenciales para el giro del negocio, de características más bien específicas. Para estos casos, la estrategia JIC es más oportuna. Tener a disposición los bienes e insumos vitales reduce los niveles de vulnerabilidad. Ya existen en el mercado hispano herramientas que permiten implementar este enfoque con agilidad y eficiencia. Por ejemplo, la tecnología de e-procurement de la plataforma Wherex permite la gestión de convenios con los proveedores. Es decir, una compra anticipada y de gran volumen para asegurar el inventario del producto o insumo en cuestión (y además, conseguir ahorros bajo los efectos de las economías de escala).
La plataforma también es útil para negociar insumos y productos “apalancados” y “no críticos”, ya que estos implican una menor complejidad. Generalmente se trata de materias primas o bienes que no requieren de mayores especificaciones y que, por ende, son fácilmente intercambiables por otros sustitutos disponibles en el mercado. Por ejemplo, servicios de transporte, alimentación, maquinaria en general, packaging, EPP, etc. La estrategia JIT puede aplicarse en estos productos sin problemas ya que estos no tienen un peso trascendental en las operaciones del negocio y los niveles de demanda suelen ser estables y predecibles. Al respecto, Wherex ofrece un marketplace con más de 28.000 proveedores especializados en cientos de categorías, para distintas industrias.
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